martes, 28 de febrero de 2012

Montando una batería con una vela


Compramos instrumentos nuevos en cuanto pudimos.
Todos queríamos estrenar algo.
Ya estaba bien de tocar con cacharros viejos de segunda mano.
Compramos un equipo de voces para que Juan no se desgañitara (una etapa de 200 W, una mesita de 6 canales con reverb, y dos cajones gordos).
A partir de entonces, el “sí sí hola probando…” empezaba a sonar a conjunto de verdad.
Más tarde, nos hicimos con una guitarra Stratocaster , un bajo Jazz-Bass y una batería Rogers.
La guitarra y el bajo, sin problemas, no había más que enchufar, afinar y a disfrutar. Pero la batería venía en una caja enorme de corcho blanco, desmontada y con el manual de instrucciones en inglés.
Regamos los tambores, los aros, los tornillos y tantísimos hierros por el suelo y nos pusimos todos a montar el rompecabezas.  Para colmo y como todos los inviernos, se fue la luz, y con la luz de las velas, aprieta, afloja, cambia, esto no entra… conseguimos montar la batería Rogers, negra, preciosa…
Y después de recoger los tornillos que sobraron y contemplarla un buen rato, Altami nos hizo un solo para bautizarla.
A los tres años descubrimos que las patas del bombo estaban al revés…


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios: