miércoles, 29 de febrero de 2012

El primer afinador


Kiko Veneno nos vio más de una vez en los ensayos y en directo, y siempre nos decía lo mismo: “afinar las guitarras, cabrones, afinar”…
Y es que por entonces afinábamos de oído, a base de dejar una nota fija en el órgano y darle vueltas a la clavija del bajo o de la guitarra hasta que nos sonara igual. Y eso de sonar igual dependía del número de cubatas que cada uno llevara esa noche…
Nos enteramos que había un aparato que se conectaba a la guitarra o al bajo y tenía una aguja que indicaba si estaba afinado. Peazo de invento, seguro que es de un japonés. Así que nos hicimos con el primer afinador y desde entonces cuando desafinamos le echamos la culpa a la pila del afinador.


martes, 28 de febrero de 2012

Montando una batería con una vela


Compramos instrumentos nuevos en cuanto pudimos.
Todos queríamos estrenar algo.
Ya estaba bien de tocar con cacharros viejos de segunda mano.
Compramos un equipo de voces para que Juan no se desgañitara (una etapa de 200 W, una mesita de 6 canales con reverb, y dos cajones gordos).
A partir de entonces, el “sí sí hola probando…” empezaba a sonar a conjunto de verdad.
Más tarde, nos hicimos con una guitarra Stratocaster , un bajo Jazz-Bass y una batería Rogers.
La guitarra y el bajo, sin problemas, no había más que enchufar, afinar y a disfrutar. Pero la batería venía en una caja enorme de corcho blanco, desmontada y con el manual de instrucciones en inglés.
Regamos los tambores, los aros, los tornillos y tantísimos hierros por el suelo y nos pusimos todos a montar el rompecabezas.  Para colmo y como todos los inviernos, se fue la luz, y con la luz de las velas, aprieta, afloja, cambia, esto no entra… conseguimos montar la batería Rogers, negra, preciosa…
Y después de recoger los tornillos que sobraron y contemplarla un buen rato, Altami nos hizo un solo para bautizarla.
A los tres años descubrimos que las patas del bombo estaban al revés…


lunes, 27 de febrero de 2012

Una Gibson no hace violines…


Allá por 1981, decidimos ampliar el Grupo con otro guitarra.
Los grupos buenos de Rock llevaban dos guitarras y nosotros no íbamos a ser menos…
Convencimos a Fernando que trajo una “yinzon-lespo”, que había sacado de la base de Rota, la guitarra del “samba pa ti” de Santana, la mejor guitarra del universo universal y que decían que sonaba como violines…
Todo el mundo a probarla y aparte de sonar de puta madre, descubrimos dos cosas:
- El nombre de verdad es Gibson Les Paul
- Nunca dimos con el botón que hacía los violines.
Fernandín, vete a ver a Pepe Vera y tráete un “ampli” para la guitarra.
A los cuantos días, Fernando dijo que ya había encargado el “ampli”.
¿Cuál has pedido? - Uno que decía Pepe que era bueno.
Cuando vino el “ampli” resulta que era el Fender-Twin-Reverb, el mejor “ampli” del mercado. 185.000 pesetas de las de entonces y 15 actuaciones para pagarlo, pero como la Gibson  y el “ampli” sonaban del carajo, nos daba igual.


domingo, 26 de febrero de 2012

Un ecualizador no hace helicópteros…

Por aquel tiempo, el “Muro” de Pink Floyd estaba pegando tela.
Esa introducción de helicóptero era una pasada…
Un día de los que íbamos a la tienda de Pepe Vera vimos un aparato azul con un montón de potenciómetros.
¿Pepe qué es esto? – Un ecualizador, llévatelo y lo pruebas.
Aquello tenía que ser el no va más, tantos botones…
Seguro que hacía todo tipo de sonidos y ruidos.
Lo enchufamos a la guitarra y empezamos a darle a todos los botones, para arriba, para abajo, y la guitarra sonaba más grave, más aguda, pero aquello no hacía helicópteros ni ruidos raros…
Tuvimos que esperar a comprar el Arp-Axe, el primer “sinte” de verdad.
Aquello sí que hacía de todo, desde una flauta a cualquier sonido, helicópteros, viento, etc…
La pega era que los sonidos no se podían grabar, había que fabricarlos sobre la marcha a base de poner un montón de potenciómetros en una posición.
Así que Juanito se hacía sus apuntes y movía todos aquellos controles en directo y sobre la marcha.
Claro, con las prisas y los cubatas, algunas veces salía un helicóptero y otras más bien se parecía a un Pascuali cogiendo perla.


sábado, 25 de febrero de 2012

Sexo, droga y rock & roll


“Litros de alcohol corren por mis venas…” decía Ramoncín.
Y es que “Barón Rojo” sólo sonaba bien con el segundo roncola que nos ponían en la Caseta Municipal (peazo de vaso duralex gordo y largo). Por entonces el güiski no estaba de moda.
La Stratocaster del Canti, la Gibson de Fernando, el Jazz-Bass de Morales, el Hammond de Juanito, la Rogers de Altami y la voz de Juan llenando cada rincón de la Caseta “Los roqueros no son buenos…” y los cubatas se tambaleaban en lo alto de los amplificadores.
Ahora lo del sexo, fracaso total…
Eso de que los músicos ligan cantidad será con los Beatles y los Rollings.
Así que mujeres tirándose de los pelos y pidiéndonos un hijo nuestro, no las hemos visto…

Y si fuera de otra forma, no pensará el personal que lo vamos a contar aquí…







viernes, 24 de febrero de 2012

Rompiendo cuerdas, pellejos y altavoces


Tardamos un tiempo en comprender que poner los “ampli” a tope, y tocar lo más fuerte que se podía, no era la mejor manera de sonar.
Rompíamos desde la cuerda más fina de la guitarra a la más gorda del bajo y Altami se cargaba los pellejos del bombo.
Las cajas del equipo se “establillaban” y los altavoces empezaban a cascar antes de quedarse fritos.
Mientras se cambiaba la cuerda, Juan tranquilizaba al personal “estamos cambiando una guita que se ha rompío”.
No ganábamos para cuerdas, pellejos y altavoces, y llenábamos las cajas con mantas para que no sonaran “cascás”.
Eran tiempos de “jierro” y los 400 W no daban para más.
Y a pesar de los pocos watios, es verdad que dábamos caña. Una vez estábamos tocando en la Caseta de la Juventud de Chiclana y se nos acercó un señor con traje y corbata que se identificó como el representante de la Pantoja, que tenía que tocar en la Caseta Municipal que estaba justo al otro lado de la calle, pidiéndonos por favor si podíamos bajar un poco el volumen para que el público de la Caseta Municipal pudiera escuchar a la artista.
¡Joer¡ - le dijimos - ¡tan pocos watios trae…¡
Todavía seguimos sin entender por qué nosotros nos gastábamos todo lo que ganábamos en cacharros y la Pantoja venía con tan pocos watios…
En fin, hasta que no nos hicimos con un equipo con más watios no dejamos de hacer “estrozos”.


jueves, 23 de febrero de 2012

Nos tomaron por ladrones…

Queríamos cambiar algunos instrumentos para hacernos con un equipo de voces mejor.
Nos enteramos que en Sevilla había una tienda grande, con muchísimos instrumentos, y que recogía equipos de segunda mano.
Avisamos a nuestro amigo Domingo, el transportista oficial, para llevar los cacharros a Sevilla a ver cuanto nos daban por los instrumentos viejos.
-         En cuanto termine de repartir el “pescao” estoy en el ensayo.
Cargamos los instrumentos en la furgoneta que estaba sin lavar y en pleno mes de Julio.
Llegamos a Sevilla y a la una de la tarde estábamos en la puerta de la tienda.
Había un señor, muy bien vestido y algo serio tocando un órgano. Le planteamos lo que queríamos, cogió papel y bolígrafo y salió con nosotros a ver los instrumentos.
Domingo abrió la puerta de la furgoneta, y la “caló” de Sevilla hizo que el tufazo del “pescáo” le diera de golpe al señor de la tienda, que pegó un bote para atrás.
¿Esto no será robao? ¿Ustedes tendrán factura de todo, no?
Total que el tío nos daba tres perras por “tos” los aparatos.
Y mientras tomábamos una cervecita, a la vuelta, le preguntaba Morales al Canti:
- Killo, ¿por qué decía el tío ese lo de las facturas?
Y el Domingo se estornillaba a carcajás...

miércoles, 22 de febrero de 2012

La “obra” y la barriga de Juan Diego

Tocábamos continuamente, en la Caseta Municipal, hasta tres veces por semana, Jueves, Sábado y Domingo (por entonces el viernes no era día de salir…)
Y decidimos darnos un descanso para montar algo nuestro. Eran tiempos de ópera rock y canción protesta…
Nos refugiamos en el ensayo y cada uno aportaba lo que podía, las letras, la introducción, el puntéo…
Queríamos hacer una “ópera rock” como la que hizo el Zurdo en su día.
Montamos cuatro o cinco temas, pero nunca llegamos a completar ni estrenar la obra.
Las mujeres del grupo se venían al ensayo a sufrir el darle otra vez, me he equivocado, más distorsión, killo que se acopla…
Hasta las tantas de la madrugá…
Coincidió con el primer embarazo de Leo, la mujer de Juan:
-         ¡Hay que ver cómo se mueve el chiquillo con el bajo de Morales¡
Así que cada vez que veo a Juandi en la Banda pienso que tenía que ser músico por cojones… y me pregunto si no nos gritaba en la barriga de la madre para que paráramos y lo dejáramos dormir tranquilo. ¡so jartibles…¡


martes, 21 de febrero de 2012

Los locales de ensayo

El primer local de ensayo nos lo dejó Kakín, donde ahora está el billar de la Tertulia.
De ahí pasamos a un apartamento que alquilamos en el Carril de la Fuente.
Y el último local, donde todavía estamos, nos lo buscó mi padre ¡gracias papá¡, que era amigo de Felipe, el dueño.
Entre cambio y cambio, pasamos por locales de paso, donde echábamos sólo unos días.
El mejor local de paso fue el de Barrio Nuevo.
El Canti tenía un familiar que vivía en el campo y tenía un cuartito que nos podía dejar hasta que encontráramos un local en condiciones.
En el cuartito cabían los cacharros a lo justo, así que para ensayar había que sacar los tiestos, montarlos, ensayar, desmontarlos y volverlos a meter en el cuarto.
Lo mejor de todo era que con el ruido los vecinos se acercaban y se traían su sillita de nea para echar un rato con nosotros.
Así que allí estábamos nosotros, rodeados de gente sentá y aplaudiendo cada pedacito de canción que montábamos.

¡Gracias Barrio Nuevo¡


lunes, 20 de febrero de 2012

Un enchufe de cocina de campo aguanta cantidad…


Más de una vez se nos cortó y se sigue cortando la luz, porque no aguanta la potencia de los cacharros o de las luces, o vete tú a saber.
Una vez fuimos a una boda en el campo. Nos pusieron dos remolques de tractor y a la hora de enchufar nos dijo el padre de la novia:
-         Ahí mismo, el enchufe de la cocina que hay al lado del frigorífico, es el que cae más cerca…
Cuando empezamos a tocar por la noche cayó una rociá de las buenas y, con el suelo de hierro de los remolques mojados, empezaron los calambrazos. Tuvimos que parar para poner unos cartones y subirnos encima.
Killo, toda la noche sin un corte, ni con los calambrazos saltaba el automático (si es que había), y no se recalentó ni el cable…
Así que cada vez que Ambrosio dice – llevamos tropecientos amperios, hay que separar la línea del sonido de la línea de las luces, que haya toma de tierra…- los demás le decimos  ¡venga ya…¡


domingo, 19 de febrero de 2012

Los componentes

Siempre hemos intentando adaptarnos a las circunstancias para que el grupo siguiera “palante”.

Hemos tocado con sólo tres en el escenario.
Feria de Conil, en la caseta de los Burreños (en frente del Pasaje). El Zurdo nos pide que toquemos como sea.
El Canti y Altami estaban en la mili y tenían guardia, así que recomposición urgente:
-         Juan a la batería
-         Juanito al Órgano
-         Morales al Bajo
¡quillo, ¿qué hacemos con los puntéos?
- sin problemas, decía Juan, los hago yo con la boca.

Y el mayor número de componentes lo conseguimos cuando la gente del grupo Pirámide se vino con nosotros y metimos a Carmen:
- Juan y Carmen: Voz
- Boni y Fernando: Guitarras
- Viti: Bajo
- Altami: Batería
- Juanito y Morales: Teclados
- Ambrosio: Mesa de Sonido
- Preparáo, Piña y Blas: Luces

Hasta llegar a nuestros días donde nos hemos quedado cinco:
-         Juan: Voz
-         Fernando: Bajo y Coros
-         Morales: Teclados
-         Altami: Batería, Voz y Coros
-         Ambrosio: Guitarra, Mesa de Sonido, Luces, Coros, Máquina de Humo…

Así que desde que empezamos hasta ahora, hemos estado:
Juan: Voz, Coros, Batería, Guitarra…
Altami: Batería, Voz, Coros…
Canti: Guitarra, Bajo, Coros…
Juanito: Teclados, Coros…
Morales: Bajo, Teclados, Guitarra…
Fernando: Guitarra, Bajo, Voz, Coros…
Boni: Guitarra, Voz, Coros…
Viti: Bajo, Coros…
Carmen: Voz, Coros…
Ambrosio: Guitarra, Teclados, Mesa, Luces, Humo, Coros…
Preparáo, Piña y Blas: Luces


sábado, 18 de febrero de 2012

De vuelta por los carriles

Empezó el boom de la Plaza Goya y la Caseta Municipal dejó de tener sentido y de atraer a la juventud.
Dejamos de tocar durante un tiempo.
Rehicimos la formación, la que permanece hasta ahora, y comenzamos de nuevo, tocando en el Mini Golf.
Tuvimos que adaptar el repertorio para el nuevo público.
Y nos empezaron a salir las actuaciones para las bodas.
Donde más tocábamos era en el Hotel Costa Golf de Chiclana.
Tocar allí era de puta madre, el problema era tener que venirse por los carriles de la carretera del puerto, ya amaneciendo.
Una noche hasta nos paró la Guardia Civil, uno nos enfocó con la linterna y antes de que pudiéramos hablar oímos que le decía el otro ¡déjalos que sigan, no ves que son los de Cybión que vienen de tocar…¡


viernes, 17 de febrero de 2012

La verdadera historia de “Paquito el Chocolatero”


Nos llamaron para una boda en el Costa Golf.
Se casaba una pareja de ciegos de Valencia y nos mandaron una cinta porque querían que le tocásemos un tema  “Paquito el Chocolatero”

¡Ah, sí, eso es una cumbia¡, dijo uno.

Y por más vueltas que le dábamos a la cinta, allí lo único que salía era una banda de música, y de cumbia, ná de ná…

Tuvimos que llamar a los novios a ver si se habían equivocado.
¡que no, que no, que está bien…¡

Total que montamos la melodía y cuando en la boda nos dijeron lo novios ¡Ahora!, nos quedamos pásmaos viendo a toda aquella gente, cogida del brazo, patrás, palante, media vuelta… y tocándonos las palmas. Era la primera vez que veíamos bailar el “Paquito”.

-         Killo, esto es un pelotaso, hay que tocarla en Conil

Juan se encargó de adornarla con el folodelide y el caballo… y lo que se le iba ocurriendo.

Desde entonces no pasa una actuación sin que nos la pidan y nos preguntamos si el King África no vió la caseta del colorao llena de gente bailando hasta los coches choques y nos copió la idea…

¡Juan “la del caballo…”¡


jueves, 16 de febrero de 2012

Nos es difícil cantar en inglés…


Hace 30 años la música que más molaba era la extranjera…

Teníamos un montón de temas en inglés que Juan se cepillaba sin problemas – quillo lo único que hay que hacer es repetir lo que dicen, ailoviu, guanchisney, aniviu, edukeichon… y a ver si se enteráis que yo no canto en inglés, canto en extranjero.

Y era verdad, en perfecto extranjero, daba igual que el tema fuera inglés, ruso o chipriota. Juan lo cantaba sin problemas…

Una noche, el Norton se trajo a unos amigos ingleses a la Caseta Municipal y estábamos nosotros tocando un tema de esos... Uno de los ingleses le dijo al Norton:
        Antonio, mí entender mejor al grupo Cybión cuando canta en español…

Con el tiempo, Los Chanclas lo explicaron perfectamente:
“no es difícil cantar en inglés, moviendo la lengua y los labios a la vez…guachuguarigüé...”